La "piel" del Centro de Arte Botín, que estará formada por miles de piezas cerámicas, ha comenzado a montarse ayer sobre la fachada exterior del edificio oeste. La UTE OHL-ASCÁN ha empezado este trabajo que conseguirá que se pueda percibir en el edificio el reflejo de la luz, la bahía y los colores de los jardines. El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, el director de la Fundación Botín, Iñigo Sáenz de Miera y otros responsables de la Fundación Botín y de la obra asistieron al inicio del montaje de las primeras de estas piezas que cubrirán desde el vientre hasta el techo de los dos edificios del Centro de Arte.
La fachada estará formada por un total de 280.000 piezas circulares y curvas y que, aunque su dimensión varía para adaptarse a la geometría curva del edificio, tienen un diámetro de 15 centímetros. Sáenz de Miera ha explicado que estas piezas, que se estarán colocando hasta "prácticamente" el final de la obra, van atornilladas sobre unas bandejas que recubren la fachada. En el lado oeste del edificio ya están colocadas la mayoría de esas bandejas y las piezas cerámicas se "atornillarán" sobre ellas, aunque el director de la Fundación ha indicado que después empezarán a llegar de fábrica las bandejas con las piezas ya colocadas.
Las piezas cerámicas, de las que ya se han fabricado el 35 por ciento de las que se necesitan, formarán la exclusiva y peculiar piel del edificio creada por el arquitecto Renzo Piano, autor del proyecto, que se ha inspirado en la texturas del mundo natural para que el Centro de Arte "aproveche estéticamente el reflejo de la luz, captando las diferentes tonalidades que adquiere el cielo y el mar de la ciudad según los cambios meteorológicos".
La selección de este material ha sido larga y compleja. En 2012 se comenzó a investigar cuál podría captar mejor la luz y para conseguirlo la empresa “Cerámica Cumella”, encargada de fabricar las piezas, realizó una amplia gama de esmaltes, del brillante al mate, hasta llegar al actual "color blanco, un poco satinado" que lucen las piezas. Además, se analizó el efecto de las piezas sobre la fachada una vez colocadas, pruebas que determinaron que había que modificar la curvatura de las cerámicas para minimizar la sombra generada sobre el edificio, y, finalmente, según Cumella, se han fabricado cinco tamaños distintos de cerámicas circulares, que permiten una adecuación perfecta a la geometría del edificio, y cada pieza tiene su propia posición en el Centro.